Asomándose por el Oeste del territorio histórico de Gipuzkoa, Elgeta se sitúa en la frontera con Bizkaia. Su elevada ubicación (se trata del tercer municipio más alto de Gipuzkoa) permite contemplar amplias vistas de las comarcas de Debagoiena y Debabarrena, y las montañas de Udalatx o Udalaitz (1.117 m) y Anboto (1.331 m).
Este municipio siempre ha estado muy vinculado al mundo del montañismo. De hecho, en 1924 se fundó aquí la Federación Vasco Navarra de Alpinismo.
Elgeta es un destino idóneo para los amantes de la naturaleza, ya que alberga un extenso terreno para completar interesantes rutas de senderismo. En el camino, además, se pueden visitar algunos de los lugares más representativos de la localidad. Visitar la ermita Asentzio y el parque que se encuentra a su alrededor es un plan ideal para pasar un día de verano, ya que, además de disfrutar de magníficas vistas de Udalatx y de la propia Elgeta, cuenta con un merendero y un parque para los niños. Adentrándonos en el centro urbano del municipio, descubriremos el aire medieval de sus construcciones combinada con la transformación sufrida a consecuencia de la Guerra Civil, ya que debido a su estratégica ubicación, Elgeta sufrió numerosos ataques y bombardeos durante la Guerra Civil. La calle San Roque está formada por edificios históricos, testigos de la Edad Media. La iglesia parroquial Nuestra Señora de la Asunción, originaria del siglo XIV, preside esta emblemática calle. Otra de las imágenes más emblemáticas de Elgeta nos la ofrece la Casa de la Diputación, que presenta un arco de acceso de la carretera a Elorrio.
La riqueza histórica y cultural de Elgeta ha estado marcada, a su vez, por la trayectoria del conocido pintor Pablo Uranga, que tras vivir los primeros años de su infancia en Vitoria, se trasladó a este pequeño municipio de Debagoiena. Una fuente construida en su honor lo recuerda.
Azkuneta se sitúa entre Errekalde y el núcleo de Angiozar. Aquí se sitúan: la ermita de San Martin de Tours y las casa solares Aldekoena y Berrandoena.
Es el segundo municipio más extenso de Gipuzkoa y está enclavado en un importante nudo de comunicaciones, pues es casi equidistante a capitales como Bilbao, San Sebastián y Vitoria.
Al recorrer Bergara, el actual visitante se sorprende ante la acumulación de mansiones y palacios que encuentra a su paso. La villa cuenta con 192 edificios declarados como de interés histórico-artístico.
La explicación a tal riqueza monumental hay que buscarla en la historia. Sus talleres de transformación del hierro y su mercado de trigo convirtieron a Bergara en un polo comercial durante el siglo XVI. Numerosos nobles, ricos comerciantes y vecinos ilustres construyeron sus casas y palacios en la villa. El resultado es un conjunto en el que compiten en interés la casa de Arostegi, con su puerta tallada, la casa Jauregi, con el bajorrelieve de su fachada, la casa-torre de Arrese, los palacios de Irizar y Egino-Mallea, la casa del número 3 de Goenkalea,... Muchos caminos de Bergara conducen a la plaza de San Martín de Agirre, en la que se sitúa el sobrio Ayuntamiento (XVII) y el Real Seminario de Bergara, destacada institución científica y educativa que brilló en el siglo XVIII. En él se descubrió un metal, el wolframio, y se logró hacer maleable el platino por primera vez. También fue escenario de las guerras carlistas: el conocido Abrazo de Bergara, que dio fin a la primera Carlistada, ha pasado a los anales de la historia.
Junto a su solidez como villa monumental, Bergara sigue siendo hoy una localidad vitalista, que presta atención a la educación (en el edificio del Real Seminario se asienta la UNED) y combina una renovada industria con el comercio, la hostelería y los servicios. Una agradable visita a la localidad no puede terminar sin sucumbir en alguna pastelería ante sus especialidades reposteras, los rellenos y tostones de Bergara.
Al recorrer Bergara, el actual visitante se sorprende ante la acumulación de mansiones y palacios que encuentra a su paso. La villa cuenta con 192 edificios declarados como de interés histórico-artístico.
La explicación a tal riqueza monumental hay que buscarla en la historia. Sus talleres de transformación del hierro y su mercado de trigo convirtieron a Bergara en un polo comercial durante el siglo XVI. Numerosos nobles, ricos comerciantes y vecinos ilustres construyeron sus casas y palacios en la villa. El resultado es un conjunto en el que compiten en interés la casa de Arostegi, con su puerta tallada, la casa Jauregi, con el bajorrelieve de su fachada, la casa-torre de Arrese, los palacios de Irizar y Egino-Mallea, la casa del número 3 de Goenkalea,... Muchos caminos de Bergara conducen a la plaza de San Martín de Agirre, en la que se sitúa el sobrio Ayuntamiento (XVII) y el Real Seminario de Bergara, destacada institución científica y educativa que brilló en el siglo XVIII. En él se descubrió un metal, el wolframio, y se logró hacer maleable el platino por primera vez. También fue escenario de las guerras carlistas: el conocido Abrazo de Bergara, que dio fin a la primera Carlistada, ha pasado a los anales de la historia.
Junto a su solidez como villa monumental, Bergara sigue siendo hoy una localidad vitalista, que presta atención a la educación (en el edificio del Real Seminario se asienta la UNED) y combina una renovada industria con el comercio, la hostelería y los servicios. Una agradable visita a la localidad no puede terminar sin sucumbir en alguna pastelería ante sus especialidades reposteras, los rellenos y tostones de Bergara.
Límites: por el norte Eibar y Soraluze, por el sur Arrasate y Oñati, por el este Azkoitia y Antzuola y por el oeste Elgeta y Bizkaia.
El sector más importante del municipio es el segundo sector.
Superficie: 77,05 km2
Altitud del núcleo urbano: 143 m
AYUNTAMIENTO DE BERGARA
San Martin Agirre Plaza, 01
20.570 Bergara (Gipuzkoa)
T.: 943 77 91 00
www.bergara.net
Fue un indiano afamado, famoso comerciante en México (el altar de la parroquia del pueblo fue construido a finales del siglo XVIII gracias a sus aportaciones económicas).
Casa de agroturismo recientemente rehabilitada, situada cerca del casco urbano del municipio de Antzuola, en la comarca del Alto Deba, en pleno corazón de Euskal Herria. Se accede a Ibarre por la carretera GI-632PK-19, a escasos kilómetros de Bergara y de Zumárraga. Ambiente euskaldun y trato familiar.
El renovado caserío de Ibarre ha sido la casa natal de indianos afamados. Entre otros, de Francisco Iraeta e Ibarra, famoso comerciante en México (el altar de la parroquia del pueblo fue construido a finales del siglo XVIII gracias a sus aportaciones económicas).
En Irimo Goiena también encontramos restos de las vías ferroviarias de los antiguos "Ferrocarriles Vascongados” que desaparecieron en febrero de 1971.
Municipio de la comarca de Debagoiena, Antzuola se convirtió en Villa independiente en el año 1618, tras casi tres siglos de unión con la vecina Bergara.
La historia de Antzuola se remonta a la prehistoria, ya que los restos más antiguos conocidos corresponden a los años de la época del Eneolítico. Posteriormente, en 920, tuvo lugar la batalla de Valdejunquera (Navarra), en la que una compañía de antzuolanos obtuvo la victoria contra los moros. Aquella hazaña se conmemora cada año con el "Alarde del Moro" celebrado en la tercera semana de julio con motivo de las fiestas patronales de Antzuola.
La Casa Consistorial y la iglesia parroquial neoclásica Nuestra Señora de la Piedad conforman actualmente el núcleo urbano. Acompañando a estas edificaciones, se presenta la ermita de Nuestra Señora de la Antigua. En el barrio de Uzarraga, se erige la iglesia San Juan Bautista, primitiva parroquia de la villa. Esta zona fue antiguamente el centro de Antzuola, puesto que allí habitaban la mayor parte de los vecinos de la localidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, este lugar quedó apartado del trazado de las principales rutas de comunicación. Ya en las afueras, encontramos la ermita de Santa Agueda, desde cuyo entorno se divisan maravillosas panorámicas.