Esta cueva servía de refugio para los contrabandistas que actuaban entre Gipuzkoa y Bizkaia, los cuales atracaban a la gente, haciendo este lugar intransitable y temible, no sólo para los vecinos de Elorregi, sino para todos los viajeros que hacían los relevos en las casas de postas, de Ventas e Ibarbaltz. El Cuerpo de Mikeletes mantenía una guerra constante contra estos malechores.