En estas casas-torre, ligadas a las luchas de bandos que tuvieron lugar fundamentalmente entre mediados del siglo XIV y mediados del siglo XV, el espesor de sus muros y las dimensiones de sus huecos, son caracteres determinantes de una mayor o menor antigüedad.
La torre de Zumelzegi, que perteneció al antiquísimo y poderoso linaje de los Guevara, presenta muros que alcanza casi los dos metros de espesor y sus vanos se reducían, hasta hace pocos años, a simples aspilleras, estrechas y alargadas, desparramadas en toda la altura del edificio.
En los últimos tiempos, algunos de estos primitivos vanos fueron rasgados buscando una mayor luminosidad y se abrieron nuevas ventanas, que en cierta medida desvirtúan el carácter guerrero o defensivo de la torre.
Sin embargo, su posición dominante, la sencillez de su composición y su gran robustez, contribuyen a mantener aún vivo el recuerdo de las turbulentas luchas medievales entre oñacinos y gamboinos.
Según una orden Ministerial del 17 de enero de 1964 la Torre Zumeltzetegi fue nombrada Monumento Provincial de Interés Histórico-Artístico.
Edificio de planta sensiblemente cuadrada, de dimensiones de 13,6 x 13,4 metros, y una altura de 15 metros.
Conserva el primitivo patín o escalera exterior adosada al muro Este por el que se accedía a la torre a la altura de la primera planta.
Los muros exteriores son de mampostería, con sillería en esquinales de fachada y recercado de huecos, que en su origen tenían como únicas aperturas de unas estrechas y alargadas saeteras.
El remate del edificio, que en un principio sería una cubierta con un almenado perimetral, lo constituye actualmente una cubierta a cuatro aguas con estructura de madera y teja cerámica tradicional como elemento de cubrición.
A la torre se han adosado últimamente una serie de edificaciones secundarias, que merman su prestancia y esbeltez.