Es un edificio del siglo XVI. En la puerta de entrada tiene una inscripción casi ilegible por la erosión, que parece decir: "Irigoyen año 1580". Es de planta rectangular y con espacio porticado. Tiene una sencilla espadaña. Su planta es de salón. En el interior hay una imagen renacentista de Nuestra Señora y una talla de San Vicente, diácono.
El día de San Vicente se reúnen los participantes de la misa en el pórtico y el sacerdote reza las oraciones de conjuro y bendice el agua para hacer la aspersión de los campos y llevarla a las casas y arcas de ganado. Delante y junto a la ermita hay un caserío, hoy semiderruido, que sirvió a algunos frailes moradores y también, como lugar de castigo y penitencia. Posteriormente se cree que se utilizó como cementerio, por los huesos encontrados al arreglar el camino en 1970, motivo que impidió el seguir agujereando el terreno.