A falta de pruebas documentales, el origen de este templo cabría remontarlo como mínimo al siglo XIII, si nos atenemos al testimonio que aportan la pila bautismal, hoy colocada enmarcando la entrada del cementerio de Apotzaga, junto con otra gemela que se trajo de la anteiglesia de Galartza, y la talla en piedra de San Miguel, de características arcaicas, que aunque figura en una hornacina del citado cementerio, procede de la iglesia. También puede pertenecer a esta época la portada en arco apuntado con cuatro arquivoltas. Los dos ventanales en arco de medio punto y el ventanal doble con arcos conopiales pueden corresponder al siglo XVI, época de posible reconstrucción del templo y sobre la que carecemos de datos concretos por haber desaparecido el libro parroquial.
La torre fue erigida en el año 1840. A finales del siglo XIX, se derrumbó la bóveda del primer tamo de la nave, destruyendo posiblemente el coro. En la fuente pública ubicada junto a la iglesia, se han utilizado como motivos ornamentales cinco claves de la bóveda de crucería derrumbada, de las que la mayor, de piedra arenisca como las otras, presenta una talla de San Miguel con escudo y espada.
Templo rural con una sola nave de dos tramos, ábside rectangular y sacristía adosada a la cabecera en el lado de la epístola. Tanto los dos tramos de la nave, como la capilla mayor y la sacristía aparecen cubiertos con bóvedas de crucería que descargan en ménsulas. En dos ménsulas de la sacristía hay tallas en piedra, muy rudas, de cabezas humanas.
El coro está sustentado por un pórtico de gusto neoclásico. Protegida por un atrio con estructura de madera, se encuentra a los pies de la iglesia, la portada con cuatro arquivoltas en arco apuntado y capitel corrido.
La torre, de planta cuadrangular está adosada a la nave en el lado de la epístola, presentando en su cuerpo superior cuatro arcos de medio punto.