En dicha capilla se ha mantenido hasta hace unos años un cirio “argizaiola” encendido todos los domingos y festivos ante el sepulcro de los Otalora, en cumplimiento de un acuerdo con la ilustre familia. Se mantiene el pavimento original en perfectas condiciones y hay que destacar la belleza de la imagen de S. Miguel derrotando al demonio.
Merecen especial mención unos vestigios situados en la parte lateral izquierda de la iglesia, en la pared contigua a la capilla de los Otalora. Se trata del “Arca de misericordia”, en donde se recopilaba el grano en épocas de abundancia, para poder abastecer a las familias necesitadas en épocas de cosecha pobre. Esta donación se hacía con la obligación de retornar la misma cantidad a dicha arca, pero sin ningún recargo por el tiempo transcurrido, normalmente de un año. La creación de este “fondo de reserva” se hizo bajo la administración de los Otalora, a finales del S. XVI.
La iglesia en su origen, se trata de un edificio medieval con una puerta de acceso en arco apuntado, modificado y reformado actualmente. La torre, al igual que la de la parroquia de Aretxabaleta y el ayuntamiento de Arrasate, es obra (diseño y dirección) del arquitecto Martín de Carrera. La hermosa cúpula de esta iglesia no pasa desapercibida. En torno a la iglesia se arropan la casa cural y el cementerio, que data del S. XIX.
Templo de una sola nave con dos capillas laterales, asemejando planta de cruz latina, cubierta por una bóveda de crucería apoyada en ménsulas. En el lado de la epístola se abre una capilla que conserva una imagen tallada de San Antonio abad del siglo XVI, procedente de una ermita. La capilla de la familia Otalora se encuentra en el lado del evangelio. Las claves de las bóvedas están decoradas con el escudo de armas de esta familia y personajes de la misma. El acceso al templo se realiza a través de un vano en arco apuntado de sillería, protegio por un pórtico con postes de madera. También conserva una galería arqueada de unión con la casa cural. La torre, situada a los pies de la iglesia, es obra de Manuel Martín de Carrera, construida a finales del siglo XVIII con una traza que parece querer anunciar el entonces balbuciente estilo neoclásico. Consta de tres cuerpos: el inferior formado por un arco de medio punto que da acceso al pórtico y de aquí a la iglesia, el intermedio sin vanos, y el superior formado por cuatro arcos de medio punto con columnas en las esquinas, donde se encuentran alojadas las campanas.