Con las migraciones a los centros industriales de muchos de los habitantes de Elosua, y preocupados por la posibilidad de que Elosua desapareciera, los vecinos se organizaron para llevar a cabo tareas y servicios comunes con el fin de mejorar tanto las comunicaciones como los equipamientos. Esta modalidad de trabajo, en el que todos los vecinos colaboran, se llama Auzolan.
Todavía se mantiene la costumbre en que reunidos en el pórtico de la ermita, deciden el trabajo que van a realizar, fijando el día y la hora. Para estas labores solía participar un miembro adulto de cada familia.
Los mismos vecinos construyeron la escuela hace 46 años, en una época en que aún no existía la carretera y tenían que subir las piedras por el monte.