Un año en la que se recogío poca cosecha los cofrades decidieron no matar a la vaca que matan en fiestas. El día de la matanza, esto es, la víspera de la fiesta la vaca que iban a sacrificar ese año apareció en la plaza mugiendo. Este hecho se considero como un aviso sobre natural y a partir de entonces no se ha pensado en quitar este rito.
Otra historia cuenta que una mujer forastera que pasaba por Osintxu recibió la ración de caridade pero que al alejarse de Osintxu la tiró a un zarzal. Luego enfermó y no se curó hasta que le quitó su ración de caridad a u sapo y se la comió.
Se cree que el pan y la carne de caridad no se pudren.